La palabra “Isshin” está formada por dos kanjis. El primero, “hitotsu”, significa “uno” y el segundo, “kokoro”, significa “corazón”. “Kokoro” también se refiere a la mente. Cuando hablamos de Isshin, hablamos de tener “una mente”: que mente y propósitos sean una misma cosa.

Cuando hablamos de la cualidad de Isshin en una persona, nos referimos a que esa persona no tiene dos caras; que es honrada en sus relaciones con los demás. Sus palabras y acciones son el resultado de un fuerte sentido de unidad, un sentido de ser.

Tal persona es responsable de su vida. No duda. Es un hombre de honor y muestra respeto hacia los demás. Cuando comete un error, se disculpa. Muchas personas en Europa parecen haber olvidado cómo disculparse. Siempre tienen una explicación o una excusa. Su orgullo no les permite disculparse o admitir un error. Esto no es Isshin. Orgullo y honor no son lo mismo. Un hombre de honor tiene la fuerza de carácter de admitir sus errores, responsabilizarse de ellos y disculparse.

Cuando hablamos de la cualidad de Isshin en una persona, hablamos de un hombre que vive en un mundo de honor. Su honor le hace amable y le da dignidad. Esta dignidad no viene dada de un título o posición, sino de ser uno con uno mismo. La dignidad viene de Isshin.

En el Budo buscamos esta cualidad de Isshin. El Budo es un mundo de honor. Mostramos respeto hacia los demás, hacia nuestro sensei y hacia los miembros del dojo. Mostramos respeto al dojo, el lugar en el que practicamos y aprendemos el Camino. Mostramos respeto hacia nuestras armas y hacia las armas de los demás.

Un dojo no es como un club donde vas con amigos a pasar un buen rato. Tampoco es un lugar en el que pagas y luego eliges lo que quieres y lo que no. Un dojo es un lugar en el que practicamos el Camino.

Una persona que practica con la mente correcta, siente gratitud por la generosidad que recibe de la gente del dojo. Gratitud por la generosidad del sensei que aporta su tiempo y energía para ayudarnos en el Camino; gratitud por la generosidad del otros deshi del dojo, que son pacientes con nosotros, que son como un espejo para nosotros, mostrándonos nuestros logros pero también nuestras debilidades.

Una persona que camina por este sendero, mostrando gratitud y respeto hacia los demás, tratándolos con cortesía y magnanimidad, seguramente alcanzará la calidad de Isshin.